¡ADIÓS, ALICIA!


Va a resultar extraño no encontrarla por los pasillos andando apresuradamente, siempre con mil ideas en la cabeza y otras mil tareas por resolver, perfeccionista, exigente (sobre todo consigo misma), incapaz de dar por cerrada su jornada laboral a ninguna hora del día y emocionándose cada 31 de enero con la vida y andanzas de su admirado Don Bosco, como si las escuchase por primera vez.
A ella también se le va a hacer raro cambiar de ritmo de vida, no sumergirse cada mañana en el jaleo de chicos y profesores llenando patios, escaleras y pasillos. Nos echará de menos, la echaremos de menos, pero esto no es una despedida definitiva, durante algunos cursos todavía tendremos la suerte de podernos aprovechar de su experiencia, de su disponibilidad y de su inquebrantable vocación de maestra.
¡Gracias, Alicia, por dejarte la piel en el colegio! ¡Disfruta con serenidad de esta nueva etapa!
¡¡HASTA PRONTO!!

EL EQUIPO DE REDACCIÓN

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