Como cada día, calentamos nuestra voz y nuestro cuerpo ( imprescindibles herramientas de los actores), para después adentrarnos en el océano. Interpretamos las olas del mar, los diferentes animales acuáticos y los terrestres que se encuentran en sus playas, cruzamos una peligrosa pasarela en la que no faltaban tiburones, ballenas etc.
Terminamos relajándonos con las posición de yoga y escuchando el relajante sonido del cuenco tibetano.
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