En 4º EP llevamos varios años preocupados en concienciar a nuestros alumnos en los beneficios de una alimentación saludable.
De entre todos los alimentos que tomamos habitualmente, la leche es uno de los más completos. Su
composición y equilibrio nutricional permite satisfacer las necesidades
de los niños y niñas en el periodo crítico de su desarrollo.
De entre los derivados de la leche destaca el yogur, excelente
alimento que permite el desarrollo de la flora bacteriana logrando una
mejor asimilación de los nutrientes que aportan los alimentos.
Es rico en ácido láctico, este se encarga de estimular la acción de las
enzimas digestivas, colabora en una mejor absorción de los minerales y
una mejor asimilación de las vitaminas, además ayuda a regular el
funcionamiento del sistema digestivo.
Destaca también su contenido en calcio, conteniendo un aporte vitamínico elevado debido a las propiedades de la leche y la función de los microorganismos que generan gran parte de ellas. Sobre todo el yogur es muy rico en vitaminas del grupo B aunque también contiene gran cantidad de las vitaminas A, D, K y E.
Destaca también su contenido en calcio, conteniendo un aporte vitamínico elevado debido a las propiedades de la leche y la función de los microorganismos que generan gran parte de ellas. Sobre todo el yogur es muy rico en vitaminas del grupo B aunque también contiene gran cantidad de las vitaminas A, D, K y E.
Aunque el yogur tiene los mismos principios nutritivos que la leche,
este alimento es de más fácil digestión, todos sus componentes se
asimilan mejor por el organismo, grasa, proteínas y azúcares se
descomponen con mayor facilidad y pasan mucho más deprisa que otros
alimentos al torrente sanguíneo.
En casa podemos elaborar yogur muy fácilmente.
En primer lugar nos lavamos muy bien las manos y no compartimos cubiertos como medida de higiene personal.
Para
empezar calentamos medio litro de leche entera y pasteurizada hasta que
esté ligeramente tibia. Posteriormente repartimos un yogur natural
comercial entre seis vasos de cristal. Vertemos la leche sobre los
recipientes y los colocamos sobre una fuente de calor suave y constante.
Después de unas 12 horas, dependiendo de la cantidad de calor que le hayamos dado, la mezcla estará tan espesa como una crema o una natilla. Sólo queda meter nuestros yogures en el frigorífico un par de horas y agregarles azúcar o miel al gusto.
¡QUÉ APROVECHE!
ALUMN@S de 4º de PRIMARIA
ALUMN@S de 4º de PRIMARIA
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