Don Bosco tuvo que luchar contra viento y marea para poder estudiar. Había nacido en una familia muy humilde de campesinos, y su destino en la vida era seguir trabajando en el campo, como todos ellos. El apoyo incondicional de su madre y de algunas personas que confiaron en él y le ayudaron, consiguieron que realizase su sueño de convertirse en sacerdote y de dedicarse en cuerpo y alma a los jóvenes. Eso y su capacidad de trabajo y su esfuerzo, compaginando las duras tareas del campo con el estudio, a la luz de las velas, cuando llegaba la noche.
Nosotros hoy en día lo tenemos mucho más fácil que lo tuvo él. ¿Sabemos aprovecharlo?¿Nos esforzamos lo suficiente?¿Somos constantes y luchamos por conseguir nuestros sueños? Todo eso hemos reflexionado hoy en los Buenos días.
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